lunes, 14 de septiembre de 2015

REFLEXION DE LA OBRA CRIMEN Y CASTIGO (Fedor Dostoyevski)

Crimen y castigo (1866), considerada por la crítica como la primera obra maestra de Dostoievski, es un profundo análisis psicológico de su protagonista, el joven estudiante  Raskolnikov, cuya firme creencia en que los fines humanitarios justifican la maldad le conduce al asesinato de una usurera en Petersburgo. Pero, desde que comete el crimen, la culpabilidad será una pesadilla constante con la que el estudiante será incapaz de convivir. El estilo enfebrecido y compasivo de Dostoievski sigue con maestría única los recovecos de las contradictorias emociones del estudiante y refleja la lucha extrema que libra con su conciencia mientras deambula por las calles de San Petersburgo. Ya en prisión, Raskolnikov se da cuenta de que la felicidad no puede ser alcanzada, siguiendo un plan establecido a priori por la razón: ha de ganarse con sufrimiento.

Esta obra en su argumento hace pensar sobre los límites del bien y del mal, sus descripciones son impresionantes y te trasladan a la pobreza más sórdida vivida en Rusia. También esta obra nos lleva a aterrizar todas las cosas que estamos viviendo en nuestra vida cotidiana, tales como los crímenes injustificados y personas que roban a costa de lo que sea sin impórtales el derecho que las demás personas poseen.

De tal manera toda esta historia nos hace pensar que por muy buenos sentimientos que tengamos siempre o casi siempre  ‘’tenemos una parte oscura, un Raskolnikov dentro, a la vez que el propio personaje tiene una parte muy humana dentro suyo más allá de ser un asesino. Nadie es bueno ni malo, todos somos humanos. Es esa parte que todos los humanos repudiamos, lo reprimido, las pulsiones de muerte, sentirse un poquito identificados con él’’.

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